Se acerca la Navidad, y con ella, los días del año en que la mesa se convierte en el centro de reunión y en la gran protagonista de las fiestas. Y es que entre la cuenta atrás para las celebraciones, los encargos de última hora y compaginar nuestra vida laboral con el trabajo que supone tener invitados... olvidamos la decoración de la mesa. ¿No os cansa un poco sacar la misma vajilla, cubiertos y manteles año tras año?
Por suerte, la tradición (o manía, depende de como lo queráis llamar) de reservar la vajilla buena para las ocasiones especiales ya no está de moda. Así que si queréis sacar aún más partido a vuestros platos de cada día, en este post encontraréis unas cuantas ideas de decoración y DIYs que os ayudarán a crear mesas espectaculares con poco esfuerzo.
Vuestra primera opción, si la decoración de casa lo permite y os atrevéis, es realizar una propuesta es estilo campestre. Cread centros de mesa inspirados en el bosque y no os olvidéis de sacar los manteles con estampados Vichy. Los cuadros en blanco y negro junto con los verdes de la naturaleza y algún detalle en rojo son una opción nada convencional para la decoración navideña. Y por supuesto, no os olvidéis de crear centros de mesa con piñas, o simplemente situarlas repartidas aleatoriamente por el mantel.
Siguiendo con las propuestas naturales, muchas veces ser prácticos es un acierto. Podemos conseguir una mesa espectacular sólo con no cargar demasiado el ambiente. Los manteles en color blanco (sí... se van a manchar, pero que más da, ¡es Navidad!) son la opción perfecta para que todo lo que haya encima de la mesa llame la atención. Combinando este color con platos o cubiertos oscuros, así como decorar con colores complementarios (el verde y el rojo son los mejores para la Navidad) permitirá crear una mesa decorativa fresca y alegre. Y para darle un toque aún más original, crea una pequeña carta de menú y sitúala encima de cada plato, a los invitados les va a encantar!
Aunque no lo creamos, las servilletas juegan un papel muy importante en la decoración. Fácilmente caemos en la comodidad de comprar y utilizar servilletas de papel, que por muy monas que sean o por muchos dibujos navideños que tengan no son la opción más cool. Unas servilletas textiles de color neutro (beige, gris o blanco) decoradas con elementos naturales como unas ramas de romero o abeto anudadas con cordón dan un toque rústico y handmade perfecto para la ocasión.
Los elementos vintage mezclados con otros más modernos también son pura tendencia, así que saca los platos de la abuela (los que guardamos en un armario esperando la ocasión perfecta) y combínalos con unos cubiertos o copas simples y minimalistas.
La cristalería también juega un papel muy importante, así que en la mesa tampoco puede faltar el vaso para el agua, la copa para el vino y por último, la copa para el cava o champangne. Tal como decíamos, podemos combinar unos vasos de cristal lisos con unas copas más barrocas. Es fundamental que a la hora de juntar elementos tan dispares no abusemos de nuestra creatividad para evitar que quede un espacio recargado. Sentarse en la mesa y visualizar con dificultad donde está la copa para el vino (entre piñas, estrellas, mantel, servilletas, velas, etc) no mola.
Aún así, si por muy trendy que sea, la mezcla de estilos no es tu rollo, siempre puedes recurrir al minimalismo. Nunca falla. Eso si, minimalista no es sinónimo de pobre y por eso hay que poner especial atención si nos decantamos por este estilo. Colores muy neutros, sin mezclas y siguiendo siempre una misma línea (cubertería, cristalería, servilletas...). Decoración navideña más bien poca, podemos utilizar algún elemento de madera natural o bien un centro de cristal con ramas o flores, algunas piñas y poca cosa más... la gracia en este tipo de decoración gira en torno al "menos es mas", justamente todo lo contrario a lo que es la navidad (comidas copiosas, regalos para todos, luces, renos y mucho brilli-brilli).
Nuestro consejo es que decores la mesa siguiendo tu propio criterio y tus gustos. Atrévete con un estilo y juega con lo que este te ofrece, combina, prueba y mezcla, o no, sin miedo. Al fin y al cabo todo terminará sucio y revuelto, y así es como debe ser, porque una vez pasada la primera toma de contacto ya no importa el cómo ni el dónde, sino el con quién.
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